(El 17 se cumple un año del fallecimiento de Nélida)
Vivía y ficcionaba la realidad con su pensamiento rico, culto, vivido, transitado de azares pero al tiempo construido de fragmentos. Aquí evocaciones, allá huellas de lecturas intensas, plurales, heterogéneas, retenidas por una memoria nunca exhausta de indagar, de alcanzar pensamientos profundos, de eviscerar el lenguaje para expresar en frases cortas, subordinadas, las agudezas halladas en múltiples horas de gozoso esfuerzo entre lecturas y apuntes sobre Homero, Epicuro, Pablo de Tarso, Velázquez o José María Arguedas, aquel escritor peruano que se suicidó dos veces, incluso investigando sobre sus ancestros -“ la familia es un microcosmos en el que cabe el mundo entero”- o Carlos V.
El 2 de noviembre la poeta uruguaya, Ida Vitale, Premio Cervantes, cumple 100 años
“Corta la vida o larga, todo / lo que vivimos se reduce / a un gris residuo en la memoria. / De los antiguos viajes quedan / las enigmáticas monedas / que pretenden valores falsos. / De la memoria sólo sube / un vago polvo y un perfume. / ¿Acaso sea la poesía?”. Y tú lo preguntas, Ida Vitale, tras cien años al albur de los días inspirados, de la creación elevada, de la música reconsiderada en palabras exactas. (...)