La cartografía del ecosistema comunicativo gallego, promovida por la Asociación de Periodistas de Galicia (APG), presidida por María Méndez, en colaboración con la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la USC, desvela una fractura estructural ineludible. No asistimos a una mera adaptación, sino a la manifestación categórica de la obsolescencia fulminante de las estructuras que rehúsan o demoran la mutación intelectual y tecnológica..
Las cifras, farragosas pero irrefutables, dictan la emergencia de un nuevo orden. El sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) ya no es una promesa; es el único vector hegemónico de crecimiento. Su ascenso, que ha disparado la facturación por encima de los 1000 millones de euros en Galicia, constituye la validación económica de la innovación disruptiva, aquella que el emprendedor innovador utiliza para demoler los cimientos del inmovilismo. Las entidades líderes en TIC evidencian una capacidad de asimilación tecnológica y una prospección estratégica que contrasta con las rigideces operativas del sector tradicional.
Frente a esta hegemonía, la prensa impresa gallega, tótem comunicativo del siglo pasado, la televisión y la radio, exhiben un esfuerzo sostenido por la continuidad en un entorno de desafíos sin precedentes. Su declive constante en ingresos y empleo no es una crisis de voluntad, sino la consecuencia de la incapacidad inherente de sus estructuras para trascender la enfermedad de los costos en un mercado digital globalizado. La dependencia de los subsidios públicos o de la CRTVG, ahora CSAG, se erige como la salvaguarda última de modelos cuya viabilidad económica es cada vez más estrecha. No obstante, la vitalidad existe: el emprendimiento surgido de la diáspora de talento es la prueba fehaciente de que la creatividad prolifera fuera de los marcos corporativos esclerotizados.
La conclusión de este análisis es perentoria: la comunicación, como constructo de capital simbólico, debe ser utilizada por las instituciones para catalizar la innovación y apoyar la audacia. La ausencia de un mapa estratégico sólido y la debilidad en la transferencia de conocimiento entre la academia y el sector privado constituyen déficits que exigen una corrección inmediata. La única vía para que Galicia mantenga y proyecte sus marcas fundamentales -como Galicia Calidade y Xacobeo, nacidas en los noventa, bajo el mandato de Manuel Fraga- es a través de un ecosistema comunicativo que, liberado de sus inercias, alcance la excelencia tecnológica y analítica. La exigencia es clara: la innovación no es una opción, sino el único criterio de permanencia.
El profesor Francisco Campos, las doctoras Tania Fernández Lombao y Marta Rodríguez Castro, la investigadora Ana Loureiro Sánchez, y quien suscribe este artículo en representación de la APG, hemos orquestado este trabajo durante meses, incentivando la colaboración de 20 autores de consolidado prestigio que abordan 17 sectores de actividades culturales y de la comunicación, también hemos encuestando a cientos de profesionales, para generar propuestas que emanan del consenso experto.
La estructura de las Industrias Culturales, de la Comunicación y las TIC (ICC) en Galicia se encuentra en una encrucijada, marcada por la persistencia de la enfermedad de los costos que exige compensación mediante subsidios debido a la limitación del mercado local. Esta realidad es ambivalente: mientras las industrias culturales esenciales luchan por la subsistencia, los sectores mediáticos se enfrentan a un alto apalancamiento financiero de larga data y una tendencia de ingresos descendente. La irrupción de la digitalización y la IA, si bien ofrece potencial de mejora productiva, trastoca radicalmente los modelos de negocio, obligando a priorizar la reestructuración y el nuevo emprendimiento, un proceso forzado que genera nuevas iniciativas freelance y servicios de comunicación corporativa a partir del talento desplazado. Ante este panorama, el informe exige un mapeo de investigación más profundo que evalúe las perspectivas de la ICC frente a la próxima década y los desafíos de la IA. Se destaca que la comunicación y la cultura no son accesorios, sino instrumentos simbólicos estratégicos y palancas imprescindibles para acelerar la innovación económica y social de Galicia, esenciales para proyectar la marca país Galicia Calidade. Por tanto, la innovación social compromete a todas las instituciones a proteger y promover las ICC, que, al margen de las diferencias ideológicas, conforman un capital de la comunidad y alcanzan el 2% del PIB. El monográfico busca cumplir con este imperativo, ofreciendo las perspectivas desde las artes hasta las marcas territoriales y la diplomacia cultural. El presidente Alfonso Rueda y su equipo, como los administradores provinciales y locales, tienen una referencia de verdad sobre un sector estratégico, habrá que profundizar y estar atentos. La APG ha cumplido.
