martes. 04.11.2025

La frustración en los pasillos de los supermercados es palpable. Esa minúscula tipografía en las etiquetas de los productos, a menudo indescifrable sin la ayuda de una lupa, se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para la gran mayoría de los consumidores. Un reciente estudio, "¿Qué te metes en el cuerpo?", realizado por YOSOY, marca líder en bebidas vegetales, revela que el 91% de los consumidores se sienten frenados por el tamaño de la letra en el etiquetado.

Esta cifra cobra especial relevancia en un contexto donde el consumidor está cada vez más informado y exigente. Resulta paradójico que el Reglamento (UE) Nº1169/2011 exija un tamaño de letra mínimo de tan solo 1,2 mm, una dimensión claramente insuficiente para la inmensa mayoría que intenta descifrar ingredientes, aditivos y advertencias.

Instituciones de peso como la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) han levantado la voz en años anteriores, reclamando a la industria alimentaria un cambio hacia etiquetas más legibles y claras, donde la información esencial destaque de verdad. Sin embargo, la realidad ha sido desoladora: pocas marcas han mostrado un interés genuino en resolver esta problemática que tanto afecta al consumidor.


YOSOY lidera el cambio: del 1,2 mm al 9,3 mm

En un movimiento audaz y pionero, YOSOY ha decidido dar un paso al frente desde el pasado mes de mayo. La marca no solo ha triplicado con creces el tamaño de la letra de sus ingredientes, pasando del legal 1,2 mm a un visible 9,3 mm, sino que también ha profundizado en la percepción de los consumidores a través de su estudio.

Los resultados de esta investigación son reveladores: aunque 7 de cada 10 españoles leen la etiqueta antes de comprar, la mayoría se siente perdida ante los términos técnicos y los enigmáticos códigos "E-XXX". Solo un 4% sabe qué significan realmente estos códigos, y un alarmante 60% reconoce que son aditivos pero no entiende su función. El estudio también subraya una preferencia clara: el 97% de los encuestados declara que prefiere evitar productos que contengan aditivos.

Paula Arcas, Brand Manager de YOSOY, enfatiza la importancia de esta iniciativa: "La transparencia, educación y una mejor legibilidad son claves para que los consumidores tengan un poder de decisión real. Como marca parte de la industria alimentaria, le debemos a todos los españoles un etiquetado que al menos puedan leer, para luego entender y decidir si realmente eso es lo que quieren meterse en el cuerpo."


Transparencia, un derecho y una obligación de salud pública

El estudio "¿Qué te metes en el cuerpo?" va más allá, desvelando datos cruciales para cualquier marca. La transparencia en el etiquetado se ha posicionado como una prioridad para los consumidores al momento de la compra, superando incluso factores como el sabor, el precio o la propia marca. Un contundente 93% de los encuestados considera que saber lo que comemos no debería ser solo un derecho, sino una obligación de salud pública.

La claridad en la lista de ingredientes ha dejado de ser una simple petición del consumidor para convertirse en una exigencia irrenunciable. La industria alimentaria ya no puede escudarse en normativas mínimas ni en códigos crípticos. Es hora de tomar acción y garantizar productos con un etiquetado claro y legible que respete, por fin, el derecho fundamental del consumidor a saber qué se mete en el cuerpo.

¿Cree que la iniciativa de YOSOY impulsará a otras marcas a mejorar la legibilidad de sus etiquetas?

La letra pequeña de los alimentos: un obstáculo gigante para el 91% de los consumidores
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