La ciudad portuguesa de Braga ha sido testigo de un fenómeno artístico y solidario sin precedentes. La exposición "Oráculo de Carmen Touza para el Palacio Azul", de la reconocida pintora pontevedresa Carmen Touza, ha cerrado sus puertas en el emblemático Palacio do Raio, rebautizado por la propia artista como "el Palacio Azul", con un rotundo éxito de público y recaudación. La muestra, que ha estado abierta al público durante dos meses, ha superado todas las expectativas, atrayendo a miles de visitantes de todo el mundo y recaudando miles de euros para una residencia de ancianos.
Un viaje de color y emoción en el "Palacio Azul"
La exposición, curada por el barón Deverini, ha sido descrita como una experiencia que "transmite emoción, sensaciones, belleza y ternura". La obra de Touza, conocida también como 'Karmin Azuoto', se caracteriza por su capacidad de plasmar en el lienzo la "verdad que esconde su alma" a través de un universo cromático que, según la artista, "retrata el alma femenina".
Veinticuatro cuadros de gran formato, muchos de ellos creados específicamente para la Santa Casa da Misericórdia de Braga, han cautivado a los visitantes. En ellos, las manchas de color se funden en una "magia" que, aunque pueda parecer improvisada por su enérgica pincelada, es el resultado de una meticulosa planificación mental. "Nada se improvisa", aclara Touza. "Todo está mentalmente imaginado en su resultado final y pensado, muy pensado".
El objetivo principal de esta muestra ha sido la recaudación de fondos para la construcción de una residencia de la tercera edad, un compromiso que la artista ha asumido con gran dedicación. Para ello, Touza puso a la venta fotocopias numeradas de sus obras, camisetas de diseño exclusivo, catálogos y pequeñas piezas originales.
Un balance más allá del arte
El éxito de "Oráculo" es innegable. Durante los últimos días, el Palacio do Raio ha recibido a cerca de 3.000 personas, una afluencia que obligó a prolongar el horario de cierre. La recaudación consiguió miles de euros solo en la venta de reproducciones y objetos, sin contar la venta de los cuadros originales, de los cuales "prácticamente más de la mitad de la exposición se va por el mundo y otra se queda en Portugal". Un gran logro, según la artista, "debido a los tiempos y el precio de las obras".
Más allá de los números, el impacto humano de la exposición ha sido su mayor recompensa. Touza ha compartido su arte con la comunidad de manera directa, pintando en vivo todos los jueves y viernes, y realizando seis talleres con personas de la tercera edad de las residencias de Braga. Su compromiso fue tan profundo que visitó personalmente a aquellos que, por su condición física, no pudieron asistir al palacio, llevando el arte hasta ellos. Un taller pendiente con personas con síndrome de Down y otras discapacidades ya está programado para una fecha futura.
En un gesto de inmensa gratitud, la artista ha regalado una obra original y enmarcada a cada uno de los empleados del palacio, desde el personal de seguridad hasta los directores, como reconocimiento a su exquisito trato. "Todos los visitantes merecen el mismo respeto", afirmó la artista, quien recibió a personalidades, artistas y futbolistas, pero valoró por igual a cada persona que se acercó a su obra.
El cierre de la exposición tuvo un emotivo momento con la entrega de un cuadro donado por la artista, que ocupará un lugar de honor a la entrada del palacio. La clausura anticipada de la ceremonia permitió que el público disfrutara de tres días de "puertas abiertas", incluso en un domingo, cuando el museo habitualmente está cerrado, dada la gran afluencia.
"Ha sido un verano de mucho trabajo pero muy gratificante", concluyó Carmen Touza. Para la artista, el mejor balance es la honra y la gratitud que siente por la ciudad, sus ciudadanos y la Santa Casa de la Misericordia. Y como prueba de este éxito y la huella que ha dejado la exposición, el Palacio do Raio, conocido por su histórica designación, ahora es popularmente llamado "El Palacio Azul".

