Artealdea, el festival que durante dos décadas ha sido un faro para la cultura local, clausuró ayer su vigésima edición. En un ambiente cargado de emoción, su organizador y alma mater, Gigi, se dirigió a los asistentes para rememorar la historia del evento, que ha crecido y se ha consolidado en la pequeña parroquia covelense de Piñeiro con un espíritu de improvisación, esfuerzo colectivo y pasión por la tradición.
A pesar del intenso calor vespertino, la música popular gallega fue la gran protagonista del cierre. Sobre el modesto escenario de Artealdea, una sucesión de talentosos grupos llenó el aire de ritmo y tradición. As Retranqueiras de Barcia de Mera, Os Troulas, Os Gaiteros de Pardavila, As Ferreiñas da Guia y Son do Suido ofrecieron un repertorio que invitaba a la celebración. La energía de los músicos se contagió al público, que entonaba las canciones y bailaba espontáneamente en el patio, uniendo a distintas generaciones en un mismo compás. La escena más entrañable la protagonizó un perro que, ajeno al protocolo, subió al escenario para recibir las caricias de una de las cantareiras, en un reflejo del ambiente familiar y sencillo que define al festival.
Un evento que se siente como en casa
La filosofía de Artealdea, que fusiona la música y la creatividad local, se manifestaba en cada rincón. La calidez del evento se respiraba en gestos tan sencillos como el de poder coger una pera madura directamente de un peral para comerla, o en el improvisado bar que servía sándwiches hechos en una sartén. La entrada, adornada con espantapájaros y pequeños puestos de venta de artesanía local, marcaba el preludio de un espacio donde la cultura se vive de forma directa y sin artificios.
Durante nueve días, esta pequeña parroquia se ha convertido en un centro de actividad cultural. Aunque el reportaje se centró en la clausura, el festival ofreció una completa agenda de talleres y espectáculos, consolidando su reputación de evento concentrado y dinámico.
Un éxito que mira al futuro
Al caer la noche, el emotivo adiós de Gigi resaltó la capacidad del festival para unir a "artistas rurales" año tras año. Artealdea es un testimonio del poder de la dedicación y el compromiso con las raíces. Tras una exitosa vigésima edición, el festival ya se prepara para su vigésimo primera entrega en 2026, con la promesa de seguir siendo un punto de encuentro para la música, la creatividad y el calor humano en un entorno incomparable.

