jueves. 02.05.2024

En España, hay 400.000 personas que sufren un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), y se espera que los casos aumenten un 12% durante los próximos 12 años, según la Fundación FITA.

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son enfermedades mentales que tienen consecuencias graves para la salud física y psicológica de quienes los padecen y para sus familiares. Los distintos Trastornos de la Conducta Alimentaria (Anorexia, Bulimia y Trastorno por Atracón) tienen en común la obsesión por el peso, la imagen y la dieta. La edad de inicio más frecuente de estos trastornos es durante la adolescencia; 1 de cada 20 adolescentes españoles sufre Anorexia, Bulimia o Trastorno por atracón, según datos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.

Los y las adolescentes son más propensos a desencadenar un Trastorno de Conducta Alimentaria. Un 5% de las jóvenes de entre 12 y 21 años tiene TCA, según Ita Salud Mental, lo que supone el 90% de los afectados totales en España. “En primer lugar, porque se encuentran en una etapa vital en la que son muy vulnerables a todo lo que tiene que ver con la gestión emocional y a su imagen corporal. Esto se ve acentuado en un entorno en el que reciben mensajes constantes acerca de la imagen corporal y las dietas, como pueden ser grupos de amistades, redes sociales, series o programas de televisión…”, explica Uxía Domínguez, directora del Hospital de Día de Ita A Coruña.

La vulnerabilidad a la hora de no saber gestionar sus emociones y de recibir constantemente mensajes sobre cómo conseguir los cánones de belleza socialmente  aceptados a partir de dietas pueden desencadenar un TCA.

En verano hay una mayor predisposición para desarrollar un TCA, sobre todo en el caso de los adolescentes. “Se trata de una época en la que se juntan dos temas fundamentales: en primera instancia, los y las jóvenes se encuentran con el cansancio acumulado de la temporada de exámenes. Al tratarse de un perfil de personas muy responsable, o incluso perfeccionistas, suelen llegar al verano agotadas. Además, con la llegada del verano, empiezan a centrarse en conductas que ellas consideran como “sanas” con el objetivo de “verse mejor”, expone la experta Uxía Domínguez. Una de estas conductas de riesgo podría ser la famosa “operación bikini”, dinámica con la que se busca estar “ideal” a partir de realizar dietas y un exceso de ejercicio físico que, si se vuelve una obsesión, puede originar un TCA.

“Durante el verano existe un nivel de exposición del cuerpo mayor que en otras épocas del año, como es ponerse en bañador o bikini, lo que hace que tengan esa ansiedad por mejorar su aspecto físico, o que dejen de hacer planes por rechazar exponerse a esas situaciones. Y aquí es donde se les empieza a ir de las manos”, explica la profesional de Ita A Coruña.

La inseguridad aparece, o se incrementa, en muchas personas que se sienten insatisfechas con su cuerpo y que están sobreexpuestas a recibir por diferentes canales y medios mensajes sobre la necesidad de modificar su cuerpo para estar “perfectas y saludables” para encajar dentro del estereotipo y cánones de belleza marcados y poco realistas.

Para prevenir la aparición de casos de TCA entre los adolescentes y detener el aumento de casos que se dan en verano, “sería importante todo lo que tiene que ver con la promoción de la salud: tanto psicológica como física, y hacer hincapié en que los hábitos “saludables” son aquellos que se hacen para que permanezcan en el tiempo, y no como un “plan exprés” para verse bien. La alimentación variada y el ejercicio físico son fundamentales para una buena calidad de vida. Si se centran en poner el foco en estos aspectos un mes antes del verano, y se convierte en una obsesión, es cuando empieza a perder la función real de “salud”, de autocuidado, y se convierte en un motivo de culpa y castigo. En estas edades es muy frecuente la comparación, por lo que sería ideal poder hacer psicoeducación en lo que tiene que ver con los mensajes superficiales y perjudiciales que reciben cada día, sin ningún tipo de supervisión, en relación a la imagen 
corporal, así como explicar cómo se manipulan las imágenes que se ven en medios y RRSS; y, fomentar el autocuidado y respeto hacia las personas, validando la diversidad de cuerpos que existen.”, aconseja Uxía Domínguez.

Es sumamente importante la detección precoz de los Trastornos de la Conducta Alimentaria; es por ello por lo que se debe estar alerta a los posibles cambios de conducta que pueda tener la persona afectada. “Es imprescindible la figura de las familias y de las amistades en la detección de un TCA. Son quienes pueden ver las primeras señales, como suelen ser los cambios en los hábitos alimentarios, fluctuaciones en el peso, cambios en el estado de ánimo, estando a veces irritables o irascibles, decaídas o apáticas, aisladas, y dejando de hacer planes”, recalca Uxia Dominguez. “Si detectamos algo que nos llama la atención en nuestro entorno, es importante acudir a un equipo de profesionales especializados en el tratamiento de los TCA. El diagnóstico y la intervención precoz es un factor de protección ante la posible cronificación del problema.”

Las consultas de Trastorno de la Conducta Alimentaria aumentan en verano
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