domingo. 28.04.2024

Compleja solución al conflicto de Israel y Palestina

Ardua y difícil es la solución de un conflicto que comenzó, en el ocaso de 1917, con la Declaración de Balfour por la que Reino Unido apoya la creación del Estado de Israel. Y a la que poco o casi nada solucionaron los distintos acuerdos posteriores de paz, de Oslo, Cairo, Madrid, Camp David...

Ardua y difícil es la solución de un conflicto que comenzó, en el ocaso de 1917, con la Declaración de Balfour por la que Reino Unido apoya la creación del Estado de Israel. Y a la que poco o casi nada solucionaron los distintos acuerdos posteriores de paz, de Oslo, Cairo, Madrid, Camp David...
  
Para ello se necesitaría una postura firme de las Naciones Unidas, pero sobre el Consejo de Seguridad de la ONU siempre flota en el aire, como una Espada de Damocles, el derecho a veto que no duda en usar Estados Unidos, en la mayoría de los casos en los que afecta a su socio Israel. 

   
Palestina está dividida en dos; por un lado, Cisjordania, gobernada por la Autoridad Palestina con Mahmmoud Abbas a la cabeza, y por otro Hamas, liderado por Ismael Haniyeh. Con el hándicap de que en Cisjordania viven medio millón de colonos judíos, en asentamientos de dudosa legalidad. Asentamientos que cuentan con apoyo en el terreno de destacamentos militares israelíes y, además, los colonos cuentan para su autodefensa con armas de fuego modernas, como pistolas automáticas y fusiles de asalto, con los que, en ocasiones, no dudan en atentar contra la población local.

Los colonos israelíes, en especial los de Hebrón, que se encuentran agrupados en la Unión del Partido de Derecha (UPD), fueron determinantes, con su apoyo a Netanyahu (Likud), para que éste dirija el país, ya que no podría, sin él, formar gobierno, tras las últimas tres fallidas elecciones en menos de dos años, por no conseguir mayoría absoluta.
    

israel

A mi modo de ver, la solución para este puzle mosaico pasaría por la creación y reconocimiento de dos estados: Israel y Palestina, con fronteras seguras entre ambos y que Jerusalén adquiriese estatus internacional, pero, para que esto tuviese eficacia, tendría que haber una partición del terreno, no podrían estar separadas Cisjordania y la Franja de Gaza, con lo cual obligaría a un cambio de fronteras, pero ni Hamas va a tolerar un cambio de gobierno, ni Israel querrá perder Jerusalén. Además, la Franja de Gaza, con costa litoral al Mediterráneo, es un codiciado caramelo que Israel querría hacer propio, y la disculpa de la seguridad conlleva no solo acabar con las Brigadas Al-Aqsa, sino también, si puede, ocuparla militarmente.

Gracias a esta situación, Benjamin Netanyahu, con cuentas pendientes con la justicia de su país, está eludiendo esta cita judicial, a la que lo único que podría poner fin sería la presión de Estados Unidos.  
      
Con la permanencia en la guerra, su popularidad ha caído considerablemente debido a la forma en que está gestionando la situación, la muerte por fuego propio (evitable) de tres rehenes y por los graves delitos a los que se enfrentan tanto él como su esposa Sara.
  
 Delitos como:

Recibo de regalos de lujo que empresarios hicieron a Netanyahyu a cambio de beneficios políticos. 

Petición al director del Diario Yedioth Ahronoth (Arnon Mozes) de propaganda a favor del primer ministro, a cambio de emisión de decretos que perjudicarían a otros medios contrarios. 

Beneficiar a intermediarios en las compras de material militar, como submarinos adquiridos a Alemania. 

Y distintos casos de soborno, fraude y corrupción. Del ojo del huracán no se escapa su hijo Yair, salpicado por escándalos como insultos a jueces, fiscales y policía, o irse para los Estados Unidos para eludir tener que ser movilizado.
    

 

Compleja solución al conflicto de Israel y Palestina
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