viernes. 26.04.2024

En el adiós de Serrat

"(...)Hablando del genio de Minnesota, he escrito alguna vez –exagerando, sin duda, pero creo que sin disparatar– que Serrat es nuestro Dylan, con la salvedad de que el catalán no ha publicado ningún LP malo y el americano sí. El Nano es, en cualquier caso, el cantautor español cívico por excelencia. “Hoy puede ser un gran día” puede ser –valga la redundancia– su mejor tarjeta de visita en este sentido. Pero hay otros Serrat aparte del cívico.(...)"
Joan Manuel Serrat.
Joan Manuel Serrat.

Ha pasado ya un mes, pero no podía dejar de hacerme eco del asunto. Serrat se retiró definitivamente de los escenarios el 23 de diciembre, con un último concierto que tuvo lugar en su Barcelona natal. Un concierto que cerró la gira de despedida del cantautor, que duró ocho meses y le llevó a actuar 74 veces en casi toda España y buena parte de Latinoamérica.

El 14 de diciembre, nueve días antes del fin, el Nano se despidió de Madrid con un concierto que fue emitido por TVE el 3 de enero y que tuve ocasión de ver. Comprendí entonces por qué se retira Serrat, ahora que acaba de cumplir 79 años: su voz ya no está para conciertos. Una decisión, por lo tanto, inteligente: mejor retirarse a tiempo que arrastrarse por el escenario. Por lo demás, y con respecto a esa última actuación en la capital de España, me sorprendieron los arreglos de las canciones interpretadas. Para mal, no me gustaron. Creo que fue Dylan quien puso de moda eso de tocar los grandes éxitos de un artista de una manera diferente a como el público los conoce. Siempre me ha parecido un error: los fans desean no solo escuchar sus canciones favoritas, sino, sobre todo, reconocerlas. Y, además, estos arreglos sobrevenidos son, casi siempre, peores que los originales.

Hablando del genio de Minnesota, he escrito alguna vez –exagerando, sin duda, pero creo que sin disparatar– que Serrat es nuestro Dylan, con la salvedad de que el catalán no ha publicado ningún LP malo y el americano sí. El Nano es, en cualquier caso, el cantautor español cívico por excelencia. “Hoy puede ser un gran día” puede ser –valga la redundancia– su mejor tarjeta de visita en este sentido. Pero hay otros Serrat aparte del cívico. Está el que escribe canciones de amor, como “Lucía”, “Penélope” –con música, por cierto, del maestro Algueró, quien fuera el primer marido de Carmen Sevilla– o “Tu nombre me sabe a yerba”. También el Serrat filósofo –“Aquellas pequeñas cosas”, “De vez en cuando la vida” o incluso “Mediterráneo”–, y el que puso su arte al servicio de la mejor poesía, cantando a Machado, Miguel Hernández y Mario Benedetti. Y, claro, el Serrat en catalán –“Paraules d’amor”, “Pare”, “Ara que tinc vint anys”–, que puede ser una muy buena vía para el que quiera introducirse en el conocimiento de la lengua de Jacinto Verdaguer o Salvador Espriu.

A Serrat llegué tarde, después de descubrir a otros cantautores como Víctor Manuel o Aute. Recuerdo que cuando tenía 15 años, mi hermana Concha me encargó un día que fuera a comprarle el LP En tránsito (1981), que acababa de salir. En aquella época, yo andaba fascinado por el primer trabajo de Mecano y el Nano me parecía un cantante “viejuno”. En la tienda de discos me encontré con un compañero de clase que debía de pensar lo mismo y se burló de mí. Avergonzado, le juré y perjuré que el LP no era para mí, sino para mi hermana, pero no me creyó o fingió no hacerlo. No tardé, sin embargo, en descubrir que aquel era un gran disco y, de hecho, hoy me parece que representó en la carrera de Serrat un renacimiento similar al que supuso para Víctor Manuel Soy un corazón tendido al sol (1978), editado solo tres años antes. Un renacimiento –el de Serrat– confirmado dos años después por su siguiente LP, Cada loco con su tema (1983). Se trata, además, de dos discos que retratan muy bien al Serrat cívico que destacaba más arriba. Quizás los dos que mejor lo retratan.

El Nano ha dejado de cantar en público porque su voz y sus energías no están para más conciertos, pero quiero creer que seguirá componiendo discos. Así que continuamos de enhorabuena. Descanse, maestro.

En el adiós de Serrat
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