Carlos Figuero es un economista con una misión especial: además de asesorar empresas, se encarga de la promoción del Santuario de Torreciudad. Invitado por la Escuela Superior de Estudios Aloya, Figuero compartió en Vigo la singular historia y el profundo impacto de este santuario mariano.
Situado un lugar agreste de la provincia de Huesca, cerca de Barbastro, en El Grado, Torreciudad es mucho más que un centro de peregrinación. Su origen se remonta a una pequeña ermita enclavada entre riscos, donde una imagen de la Virgen a la que acudían peregrinos de las comarcas. Un milagro mariano fue el punto de partida de este gran santuario.
Un milagro en los orígenes y un sueño hecho realidad
La historia fundacional de Torreciudad está ligada a San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. En 1904, cuando apenas tenía dos años y desahuciado por los médicos, su madre lo ofreció a la Virgen de Torreciudad. Contra todo pronóstico, el pequeño Josemaría se recuperó milagrosamente. "Los médicos decían: 'Esto es un milagro. ¿Qué habéis hecho?' Su madre les contestó: 'Lo hemos encomendado a la Virgen de Torreciudad'", relata Figuero.
En agradecimiento por esta curación y movido por su vocación sacerdotal, San Josemaría promovió la construcción de un gran santuario. Hoy, Torreciudad es frecuentado por unas 200.000 personas cada año y forma parte de una importante Ruta Mariana que conecta El Pilar de Zaragoza, Montserrat en Cataluña, Lourdes en Francia y Meritxell en Andorra.
Carlos Figuero describe Torreciudad como un "lugar de peregrinación donde vienen fieles de todo el mundo, con el mismo espíritu de otros peregrinos a lo largo de los siglos: dar gracias a Dios por un favor obtenido por intercesión de la Santísima Virgen o para pedir otro". Para Figuero, trabajar en Torreciudad ha sido "un regalo", permitiéndole "comprobar la fe que tienen muchas personas de todo el mundo y especialmente en España".
Recuerda con emoción la "época horrorosa" del confinamiento, cuando miles de personas de todo el mundo se conectaban a las retransmisiones del rosario y la santa misa de este Santuario. Muchos de ellos, incluso desde Hong Kong, viajaron posteriormente al santuario para dar gracias por las gracias obtenidas. "Los santuarios y las abadías son sitios donde está la Madre de Dios y la gente acude para pedir favores a Nuestra Señora", afirma.
El carisma de la confesión y la lógica de Dios
Uno de los pilares del santuario, impulsado por San Josemaría —el "santo de lo ordinario"—, es el sacramento de la Confesión. Quería que los peregrinos se acercasen a la reconciliación, y para ello, Torreciudad cuenta con 40 confesionarios. "Es significativo que cuando llegan peregrinos y se les explica en la explanada el Santuario y la posibilidad de reconciliarse con Dios, muchos concluyen acudiendo a la cripta de los confesionarios para recibir el perdón", explica Figuero, quien ha sido testigo de "vidas transformadas de personas tras una buena confesión".
Figuero resume la "lógica de Dios" en cuatro actitudes fundamentales:
- Humildad: "Hemos sido creados por nuestro Padre Dios, y hay mucha gente que va por la vida pensando que es Dios. Hemos cambiado los papeles", reflexiona.
- Oración: Una "vida de oración permanente", hablando con Dios "como un amigo", no solo para pedir ayuda en momentos difíciles.
- Sacrificio: Aceptar las contrariedades y "llevar la cruz de cada día", con un espíritu positivo, buscando ayudar a los demás con el buen ejemplo.
- Devoción a la Virgen: "La Virgen es el atajo para conseguir la misericordia de Dios", citando a San Josemaría. Fomentar la devoción mariana, el rezo del rosario en familia y las tradiciones heredadas de nuestros mayores.
Torreciudad: Un motor turístico y de fe global
El santuario de Torreciudad no solo es un referente espiritual, sino también un importante motor económico para la región. El Gobierno de Aragón, consciente de su atractivo, lo incorpora en sus estands institucionales en las ferias de turismo. Aunque El Pilar de Zaragoza es el principal foco de atracción religiosa, y la Cola de Caballo de Ordesa el segundo en afluencia turística, Torreciudad ocupa el tercer lugar con sus 200.000 visitantes anuales.
San Josemaría deseaba que el santuario beneficiara a las comarcas del Somontano. "Somos cuerpo y alma. Nos gusta ir a rezar a un santuario, pero también a degustar una comida en Roda de Isábena, Aínsa, Barbastro, Monzón, Graus... Somos un motor turístico", concluye Figuero. Un estudio de la Cámara de Comercio cifra en cerca de 100 millones de euros anuales el beneficio que Torreciudad aporta al sector turístico, hotelero y de restauración de la zona.
El carisma del Opus Dei ha llevado el conocimiento de San Josemaría y la Virgen de Torreciudad a los cinco continentes. "Es muy llamativo que un chino o una persona de Hong Kong te diga que viene a Torreciudad porque en un colegio o en un centro del Opus Dei le hablaron de la Virgen y de que se le podía pedir favores", comenta Figuero, destacando la dimensión universal de la devoción a Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad.
Carlos Figuero, un conversador increíble y entusiasta, contagió en Aloya y en Vigo su amor por Torreciudad, demostrando que este santuario es un punto de encuentro entre la fe, la historia y el desarrollo regional.
