Las calles de A Pobra do Caramiñal volvieron a llenarse de un fervor conmovedor y una fe inquebrantable este tercer domingo de septiembre. La villa coruñesa celebró su día grande con la tradicional y única Procesión Votiva das Mortallas (de las Mortajas), declarada Fiesta de Interés Turístico de Galicia.
La cita, que tiene sus orígenes en el siglo XV, es un impactante canto a la vida y al agradecimiento. Cientos de personas, los "ofrecidos", cumplieron hoy su promesa al Jesús Nazareno, recorriendo el itinerario con un simbolismo que estremece al espectador.
Féretros como Exvotos de Vida
El ritual más sobrecogedor es el de los fieles que han estado al borde de la muerte y que, tras haberse recuperado milagrosamente, cumplen su voto. Vestidos con el hábito mortuorio —morado para adultos casados o viudos, y blanco para niños—, caminan detrás del ataúd vacío que, simbólicamente, llevaría su propio cadáver.
Hoy se pudo ver de nuevo a familiares y amigos portando estos féretros, que se convierten en exvotos o pruebas de vida, un conmovedor testimonio de gratitud al Santo. Las calles vibraron con el paso de la multitud, portando grandes cirios y velas encendidas, símbolo de la luz y la fe que vencen a la oscuridad.
Una Tradición Inmutable
La solemne procesión partió puntual a las 10:30 horas, marcando el clímax de las Festas do Nazareno. El recorrido, que atraviesa la zona vieja de la villa y el centro, estuvo acompañado por diversas bandas de música y agrupaciones tradicionales, así como por una multitud de vecinos y visitantes que no quisieron perderse esta manifestación de religiosidad popular, famosa a nivel nacional e internacional. Entre las autoridades, asistió el director de Turismo de Galicia, Xosé M. Merelles.
Finalizada la procesión, que como es tradición incluyó la quema de una gran traca de bombas a su paso por la Covecha, se celebró la misa solemne y cantada en honor al Nazareno. La jornada continuará en A Pobra con un intenso programa festivo y la esperada verbena a cargo de la Orquesta Panorama.
