viernes. 19.04.2024

Tamarindo no

es un restaurante al uso. Para empezar, su nombre, Tamarindo Casa Cocina, y su

Patio Bar, y su emplazamiento, en plena plaza Mayor de Ourense. Es cocina

tradicional gallega con toque de otras cocinas del mundo, como la mexicana, la

japonesa... Con producto gallego atraen al turismo, y a los gallegos y

ourensanos que disfrutan de este establecimiento de 10 de la mañana a 3 de la

madrugada.

En Tamarindo

está Jorge Mejuto (Santiago, 1984) su gerente. La mano derecha del propietario

Rubén Gil, un arquitecto que viajó mucho y fue un visionario a la hora de poner

en marcha este negocio.

Tamarindo da

a dos calles. Para el restaurante se entra por rúa Arcedianos, aunque está

comunicado en su interior con Patio Bar cuya entrada está en la praza Maior.  

El histórico

inmueble tenía en sus bajos tres negocios, explica Mejuto. Una camisería

tradicional llamada Wolf, una mercería y una peluquería. El gerente explica cómo

durante la rehabilitación del edificio se sacaron más de 100 camiones de

escombros y la remodelación duró un año. “Nadie apostaba” por lo que quería

Gil, explica Jorge Mejuto. El arquitecto quería algo que tuviera rasgos de

locales en Madrid, en Barcelona, en Bruselas...

Por eso, el

gerente define todo aquí como “ecléctico con un toque cosmopolita”. Eso es lo

que quería Rubén Gil. Y al final se creó algo distinto. Son ya cinco años de

trabajo. Jorge se incorporó como gerente hace medio año.

La piedra

angular de Tamarindo es la cocina gallega con sus productos gallegos. Pero

estos platos tienen efectos de otras cocinas.

Si

pidiésemos mejillones en escabeche, no debemos creer que nos los traerán en un

convencional escabeche. No. Es un escabeche hecho con cítricos como lima y

naranja, lleva soja, pimentón ahumado... El resultado: “Un producto estrella

como los mejillones con un toque singular”, explica Jorge.

En Tamarindo

las zamburiñas gallegas se preparan con Wakame, un tipo de alga. Solo aquí te

lo encuentras.

En el Patio

Bar las tapas tampoco son las convencionales. Se presenta en ese pan japonés, el

bao, con forma de media luna con pulled pork o con la salsa japonesa un poquito

picante, Kimchi. Otra tapa de gran aceptación son los tacos mexicanos con carne

de cerdo desmigada y  guacamole, una

salsa mexicana preparada a base de aguacate o palta y chile verde o chile

pimiento.

El cliente

de Tamarindo son turistas, especialmente en verano que buscan tomar pulpo con

un Rías Baixas o un Valdeorras. El otro público del restaurante y el Patio Bar

son ourensanos, principalmente de nivel medio-alto, que buscan tranquilidad, un

lugar para estar sentados y chalar… para eso, su confortable chill out. Es lo

que en restauración se conoce como sitio down.

Le pedimos a

Jorge Mejuto un menú para un viernes de Cuaresma. De entrada recomienda una

lasaña florentina. Explica el gerente que todo se hace en la cocina del

restaurante: la pasta, la salsa, el relleno… Para contraste emplean queso DO

Cebreiro e introducen nueces como crujiente. “Es una sorpresa”, dice.

De segundo

nos recomienda la caldeirada de pescado. Todas las semanas van a la plaza y

adquieren el pescado de temporada para hacer la caldeirada. Preparamos la

ajada. Hasta ahí todo normal. Pero luego con todas las verduras hacen un puré

para servir con el pescado. Y sustituyen las tradicionales verduras por

boniatos para conseguir un contraste del dulce de éstos con la ajada. “Es una

delicia”, apunta Mejuto.

Para tomar

de postre sugiere dos, uno más ligero y otro contundente. El light es clafoutis,

un pastel parecido a la tarta de queso pero, en lugar de llevar harina

refinada, se hace con harina de almendra. Para los más golosos, el postre

recomendado sería torrijas al estilo Martín Berasategui. Las rebanadas de pan

están sumergidas tres o cuatro días en leche merengada a la que se añade limón,

azúcar y canela. Luego se rebozan en azúcar y se planchan para que adquieran

ese tono dorado. Y se finalizan con un poco de nata.

Mejuto

armoniza esta comida con un blanco Ribeiro. “Estamos en Ourense, en zona del

Ribeiro y son una maravilla”. Concreta en un Pazo de Toubes o bien un Paraguas.

Este menú de

Tamarindo Casa Cocina saldría a 40 euros por persona, y sin vino, por unos

20-25 euros. Toda una experiencia gastronómica que habrá valido la pena.

GALICIA

CALIDADE

Tamarindo

fue uno de los 4 primeros restaurantes que entraron en Galicia Calidade. “El

sello nos da prestigio… Para eso nos certificamos”, explica Mejuto. Pero el

gerente va más allá y habla de ese ‘Lecer’. “Es esa alegría y orgullo por lo

nuestro, por apostar por nuestros productos. En Tamarino ya trabajábamos antes

con producto gallego, pero ahora lo hacemos con más razón, con más ímpetu. El

sello de Galicia Calidade nos ha aportado el orgullo de ser gallegos. Sin

despreciar otras regiones…, pero los gallegos siempre hemos sido un poco

tontos. Porque hemos pensado que lo de fuera era mejor que lo nuestro, cuando

no es así. Tenemos todo: pan, queso, marisco, pescado, carne… ¡Todo! Tenemos

montaña y playa… Galicia es un paraíso, gastronómica y turísticamente hablando.

Y estamos en Ourense, la capital termal de Galicia…”.

PROYECTOS

Nada más y

nada menos que esta empresa quiere hacer en la misma plaza mayor de Ourense un

hotel boutique con encanto. “Este es un sitio privilegiado que lo tiene todo.

Es un sitio ideal. Comparable a la plaza de María Pita en A Coruña o el

Obradoiro en Santiago”.  Claro que la

cosa va despacio como las obras de palacio, adelanta Mejuto.

Tamarindo, eclecticismo cosmopolita en esta experiencia gastronómica