El Pazo de Mos es el escenario de "Mujer y naturaleza en simbiosis", la exposición de la artista gallega Marisa Miguélez que estará abierta al público hasta el próximo 14 de octubre. La muestra invita a un recorrido por una pintura profundamente figurativa que exalta la fuerza femenina y su conexión con el entorno.
La Figura Femenina: Un Prerrafaelismo "Castizo"
El estilo de Miguélez es inconfundible, caracterizado por una pincelada cargada y cálida que otorga a sus figuras un tratamiento casi escultórico. La crítica Violeta Zambrano ha descrito su obra con gran detalle:
"Como si de un prerrafaelismo castizo se tratara, mujeres bellas, con personalidad, activas o risueñas, campestres o alegóricas, se posicionan ataviadas como en otro tiempo, acompañadas de una naturaleza en diferentes fórmulas que las enmarcan, las definen, las aureolan entre frutos, árboles y flores”.
Zambrano añade que la pintura de Miguélez "emana fertilidad, volumen y alegría, envuelta en la pátina dorada tan característica de la artista". La mayoría de sus obras son un claro canto a Galicia, la maternidad, la naturaleza y la vida.
Paisajes entre el Cubismo y el 'Blaue Reiter'
Además de sus icónicos retratos, la exposición de Miguélez incluye una sección dedicada al paisaje. Sobre esta faceta, el crítico Pablo Santirso destaca una compleja fusión de estilos:
"En las vistas de villas captadas por la autora podemos detectar de manera simultánea la característica descomposición por planos de obras del cubismo, así como el uso particular de los azules de movimientos como el ‘Blaue Reiter’ en las vanguardias alemanas", explica Santirso.
Esta particular amalgama de percepciones crea unos paisajes que desdibujan la línea entre lo puramente figurativo y la experimentación total de la forma y el color.
Trayectoria marcada por la Emigración
Marisa Miguélez (Silleda, Pontevedra) fue alumna del profesor Francisco López Carballo. En 1971 emigró a Suiza, donde trabajó y cultivó al mismo tiempo la pintura y los idiomas. Fue precisamente la añoranza inmensa de su tierra gallega la que inspiró muchos de sus poemas y, posteriormente, cobró forma en su obra plástica. A partir de 1971, Miguélez viajó y expuso en numerosas ciudades europeas (Zúrich, Lausana, Ginebra, Rotterdam o París, entre otras), pintando incluso a orillas del Rin.
