Cien años de Blake Edwards

Blake Edwards.
"(...) tiene méritos de sobra para ocupar un puesto destacado en esta cadena. Sin embargo, siempre me ha parecido un director minusvalorado. Por eso, especialmente, digo que me alegro de que vuelva a hablarse de él con motivo del centenario de su natalicio.(...)"
Celebramos este año el centenario del nacimiento de Blake Edwards. Me alegro de que haya vuelto a la actualidad porque siempre me ha parecido un director de cine excelente, el último eslabón –a mi juicio– de la cadena de la gran comedia de Hollywood (no cuento aquí a Woody Allen, porque, como es sabido, ha hecho toda su carrera fuera de los grandes estudios), que arranca con Chaplin y los otros genios del “slapstick”, sigue con los grandes nombres de la comedia sofisticada (Frank Capra, George Cukor, Ernst Lubitsch, Preston Sturges…), continúa con Willy Wilder y Jerry Lewis, y se cierra con él.
 
Por supuesto que no llegó al nivel de Wilder, pero tiene méritos de sobra para ocupar un puesto destacado en esta cadena. Sin embargo, siempre me ha parecido un director minusvalorado. Por eso, especialmente, digo que me alegro de que vuelva a hablarse de él con motivo del centenario de su natalicio. Nos dejó cuatro títulos memorables (“Desayuno con diamantes”, “El guateque”, “La pantera rosa” y “Días de vino y rosas”), pero en su larga filmografía hay otras comedias relevantes: mi “Operación pacífico”, “La carrera del siglo”, “Qué hiciste en la guerra, papi”, “Dos hombres contra el oeste”, “Víctor o Victoria” o “Cita a ciegas”.
 
Fue un director, además, de asociaciones sobresalientes: Peter Sellers, sobre todo (“El guateque”, “La pantera rosa”), pero también Julie Andrews (su segunda esposa, a la que rescató de la imagen edulcorada de “Mary Poppins” o “Sonrisas y lágrimas” para devolvérnosla sorprendente en “Víctor o Victoria”) o Henry Mancini (autor de las grandes bandas sonoras de sus películas: “La pantera rosa”, “Desayuno con diamantes”…).
 
Notables fueron también sus descubrimientos artísticos, como Bo Derek o Dudley Moore, a quienes dirigió en “10, la mujer perfecta”. Antes de retirarse, aún alcanzó repercusión con “Una rubia muy dudosa”, por la que Ellen Barkin recibió una nominación a los Globo de Oro como Mejor actriz en musical o comedia.
 
Pero la última de sus películas que recuerdo haber ido a ver al cine fue “Una cana al aire” (1989), que pasó desapercibida y a mí siempre me ha resultado entrañable, además de muy entretenida. Larga vida a Blake Edwards.