Álvaro Mutis, cien años y un poema a Compostela

Ha transcurrido agosto, apresurado de calores y sofocos, y con él, casi desapercibido, ha pasado el centenario del nacimiento de Álvaro Mutis, narrador y poeta colombiano, erudito y trasgresor divertido, nacido un 25 de ese mes. Hay que brindar por aquel que según la periodista mexicana Elena Poniatowska, con sus carcajadas levantaba “cualquier reunión como las burbujas al champaña”. 

Ha transcurrido agosto, apresurado de calores y sofocos, y con él, casi desapercibido, ha pasado el centenario del nacimiento de Álvaro Mutis, narrador y poeta colombiano, erudito y trasgresor divertido, nacido un 25 de ese mes. Hay que brindar por aquel que según la periodista mexicana Elena Poniatowska, con sus carcajadas levantaba “cualquier reunión como las burbujas al champaña”. Hay que celebrar al creador de Maqroll el Gaviero, ese personaje que supone, en palabras de Mario Benedetti, “una región de lo imaginario, aunque creada mediante un habilísimo montaje de pequeñas y grandes realidades.”

La biografía de Mutis parece una novela. Fue gacetillero radial, actor de radionovelas, director de Radio Nacional de Colombia y de la Emisora Nuevo Mundo de Bogotá, promotor de anuncios para televisión, jefe de publicidad de la cervecería Bavaria y la Compañía Colombiana de Seguros, jefe de relaciones públicas de la aerolínea LANSA de Colombia -una compañía de aviación que, según recordó Gabriel García Márquez, se acabó cuando todos sus aviones se estrellaron-  y de ESSO, mejor conocida como Standard Oil Company, gerente de ventas para América Latina de la Twentieth Century Fox y Columbia Pictures, y doblador de la serie Los Intocables... Dicen que dio 17 veces la vuelta al mundo, y la misma Poniatowska, sostenía que a “ los europeos les habla de Siam, a los suramericanos de Europa y a los “debutantes” les relata aventuras soñadas en la corte de Luis XIV(...) Cosmopolita, viajado, culto, sensible, bondadoso, mundano, encantador, es el rey”. Su semblanza semeja ser fruto de un sueño, el realismo mágico era él mismo, él era el cuento que se convirtió en leyenda para hacer creíble lo que en realidad era verdad.

Gabriel García Márquez le dedicó “El general en su laberinto”: «Para Álvaro Mutis, que me regaló la idea de escribir este libro». Octavio Paz, dejó escrito que “Mutis es un poeta de la estirpe más rara en español: rico sin ostentación y sin despilfarro. Necesidad de decirlo todo y conciencia de que nada se dice. Amor por la palabra, desesperación ante la palabra, odio a la palabra: extremos del poeta. Gusto del lujo y gusto por lo esencial, pasiones contradictorias pero que no se excluyen y a las que todo poeta debe sus mejores poemas. Lujo y, ya se sabe, “orden y belleza”, es decir, economía en la expresión.” Tuvo con ellos y con Carlos Fuentes, Luis Buñuel o Fernando Botero, una relación próxima e intensa.

Conoció Galicia en 2008, de la mano de Barbantia y el Pen Club de Galicia, presidido por Luis G. Tosar. Tras recibir el Premio Rosalía de Castro, Mutis regaló a los gallegos un poema titulado “Nocturno en Compostela”. Dice así: “Sobre la piedra constelada / vela el Apóstol. / Listo para partir, la mano presta / en su bastón de peregrino, / espera, sin embargo, por nosotros / con paciencia de siglos. / Bajo la noche estrellada de Galicia / vela el Apóstol, con la esperanza / sin sosiego de los santos / que han caminado todos los senderos, / con la esperanza intacta de los que, / andando el mundo, han aprendido / a detener a los hombres en su huida, / en la necia rutina de su huida, / y los ha despertado / con esas palabras simples / con las que se hace presente la verdad. / En la plaza del Obradoiro, / pasada la media noche, / termina nuestro viaje / y ante las puertas de la Catedral saludo al Apóstol: / Aquí estoy -le digo-, por fin, / tú que llevas el nombre de mi padre, / tú que has dado el nombre a mi hijo, / aquí estoy, Boanerges, sólo para decirte /que he vivido en espera de este instante / y que todo está ya en orden. / Porque las caídas, los mezquinos temores, / el delirio que se agota en la premiosa / lentitud de las palabras, las traiciones /a lo que un día creímos lo mejor de nosotros / todo eso y mucho más que callo o que olvido / todo es, también, o solamente, / el orden; porque todo ha sucedido, / Jacobo visionario, bajo la absorta mirada / de tus ojos de andariego enseñante / de la más alta locura. / Aquí, ahora, con Carmen a mi lado, / mientras el viento nocturno / barre las losas que pisaron monarcas y mendigos, / leprosos de miseria y caballeros / cuya carne también caía a pedazos, /aquí te decimos simplemente: / De todo lo vivido, de todo lo olvidado,  / de todo lo escondido en nuestro pobre sueño, / tan breve en el tiempo / que casi no nos pertenece, / venimos a agradecerte lo que consiga / salvar tu clemencia de hermano. / Jaime, Jacobo, Yago, / tú, Hijo del Trueno, / vemos que ya nos has oído, / porque esta tierra constelada / y esta noche por la que corren las nubes / como ejércitos que reúnen sus banderas, / nos están diciendo /con voz que sólo puede ser la tuya: / “Sí, todo está en orden, / todo lo ha estado siempre en el quebranto y terco / corazón de los hombres”.

Cada 25 de agosto deberíamos leer ese poema, como homenaje a “uno de los 5.000 mejores de Colombia”, como a él le gustaba presentar a sus compañeros según Manuel Rivas.

Álvaro Mutis  un ser capaz de escribir ocho grandes libros en seis años, dedicó un artículo a Cunqueiro y un poema a Compostela. Galicia goza pues de un breve y hermoso legado que debe conocer y recordar, como él nunca olvido los días que pasó en nuestra tierra.

 

Alberto Barciela

Periodista