Reactivar el termalismo y recuperar el esplendor de A Toxa

“El esplendor del Balneario de La Toja fue notorio en tiempos pasados, el Nobel de Medicina Ramón y Cajal definió a la isla de A Toxa como ´el gran templo consagrado a la salud´, y si bien ha sobrevivido al tiempo y conserva su sabor, ya nada es igual que antes”.

 

El marqués de Riestra, propietario de la isla de A Toxa, se planteó explotar la riqueza en aguas termales y minero-medicinales que tenía la isla, teniendo en cuenta el estudio que había realizado en 1841 el prestigioso químico y farmacéutico, Dr. Antonio Casares, en las que encontró Mg, Na, Fe, Ca; y aseguró que estas aguas entre 30-60 ºC podrían curar ciertas enfermedades. Gracias al poder medicinal de estas aguas, a finales del s. XIX, este enclave se convirtió en un destino privilegiado, al que llegaban visitantes de todas partes para tratar sus dolencias. En 1899 se levantó el primer balneario y en 1907 se inauguró el Gran Hotel de La Toja, que se convirtió por aquel entonces en el más reputado de España y un referente en Europa. En 1911, con la construcción de un puente de 400 m (el más largo de Europa en aquel momento), que unía O Grove y la isla, permitió el acceso rápido y el crecimiento de la zona, acogiendo a la gente más acomodada que venía a pasar sus vacaciones al Gran Hotel.

Con la llegada de la Guerra Civil en 1936, el hotel se transformó en un hospital de sangre, y en la postguerra se utilizó como refugio y sanatorio; hasta que Pedro Barrié de la Maza, amigo personal de Franco, se hizo con la propiedad de la isla, que intentó revitalizarla, creando el Casino (1978), trasladando la fabricación de los productos de La Toja a A Coruña, además de acometer grandes reformas en el Gran Hotel, para posicionarlo como uno de los complejos de referencia a nivel internacional.

A la isla de A Toxa, epicentro del turismo de alto nivel en aquella época gloriosa, le espera un invierno desértico, en los últimos tiempos sufrió una dejadez y un deterioro importante, y empieza a acusar signos de decadencia, lo que llama poderosamente la atención tratándose de un enclave paradisiaco. ¿Quién lo diría? Ver para creer.

A Toxa merece devolverle el esplendor que tuvo en otros tiempos. Ese el gran desafío que tiene por delante Hotusa, que en 2018 se hizo prácticamente con los poderes de la isla, a ver si es capaz de reactivar el termalismo de calidad en A Toxa y recuperar el prestigio de antaño.