Cee: Un legado de fe, arte y educación en el corazón de la Costa da Morte
Para cualquier ceense que se encuentre lejos de su hogar, la mención de la Virgen de la Xunqueira evoca un sentimiento profundo, la protectora de incontables generaciones. Del mismo modo, el nombre de Fernando Blanco de Lema, impulsor de la educación y el progreso de la villa, surge con orgullo en cualquier conversación. Y cómo no recordar a Domingo Antonio de Andrade, cuyas obras arquitectónicas hablan por sí solas. Cee, en el corazón de la Costa da Morte, no es solo un lugar para visitar, sino un recuerdo imborrable.
Este municipio, más que un simple enclave geográfico, es una herencia viva para sus habitantes y para aquellos que lo llevan en la memoria. A lo largo de los siglos, tres figuras han tejido la esencia de la identidad ceense.
La Virgen de la Xunqueira: Una aparición entre juncos
La leyenda narra que, en un día de tormenta, un barco extranjero encontró refugio en la costa de Cee. Cuando el cielo se abrió, permitiéndoles zarpar, una fuerza misteriosa los retuvo. Al adentrarse en tierra firme, entre los juncos, hallaron una imagen de la Virgen con el Niño, que con el tiempo se conocería como la Virgen de la Xunqueira, "la aparecida".
En su honor se erigió la Iglesia de Santa María de Cee, cuya construcción se remonta al siglo XV. Aunque sufrió un incendio devastador en 1809 durante la Guerra de la Independencia, parte de la capilla mayor y un palio del siglo XVII se salvaron. La devoción hacia la Virgen de A Xunqueira ha sido un lazo comunitario durante más de tres siglos, permitiendo incluso la reconstrucción del templo donde hoy se venera su nueva talla.
Tras un año jubilar mariano, la imagen fue solemnemente coronada canónicamente el 1 de mayo de 2023, con la Hermandad de la Esperanza Macarena como madrina, un vínculo plasmado en los cuadros que adornan las puertas laterales del santuario. Cada 15 de agosto, la Banda de Música de Cee interpreta en su honor la marcha "Coronación de la Macarena". El santuario es un punto de encuentro y tradición, especialmente durante las fiestas patronales del 15 y 16 de agosto, cuando miles de peregrinos regresan a Cee.
Domingo Antonio de Andrade: La huella barroca de un ceense en Santiago
En el ámbito de la arquitectura, Domingo Antonio de Andrade, nacido en Cee, dejó un legado barroco gallego imponente. Nombrado aparejador mayor de la Catedral de Santiago en 1672 y posteriormente Maestro Mayor, su obra cumbre es la Torre del Reloj de la Catedral de Santiago. Desafortunadamente, dos retablos suyos se perdieron en el incendio de la Iglesia de Santa María de Cee.
ecial con los peregrinos, ya que antes de llegar a Finisterra, su camino los lleva a través de Cee, donde encuentran símbolos de su obra, como la Torre del Reloj, que actúa como un faro simbólico hacia la tumba del Apóstol. Dentro de la Catedral de Santiago, su huella es tangible en el altar mayor y el camarín del Apóstol.
Fernando Blanco de Lema: El legado de la educación
Fernando Blanco de Lema, maestro y figura emblemática de la identidad ceense, es sinónimo de educación y cultura. Tras emigrar a Cuba a los 13 años y hacer fortuna, decidió legar su patrimonio en 1875 para la construcción y mantenimiento de un colegio de Primaria y Secundaria en su villa natal.
Gracias a su visión, Cee vio nacer instituciones educativas que perduran hasta hoy, como el instituto que lleva su nombre.
Cee, por tanto, no es solo un punto en el mapa de la Costa da Morte. Es un crisol de fe arraigada, arte barroco que perdura y un compromiso inquebrantable con la educación, legados de la Virgen de la Xunqueira, Domingo Antonio de Andrade y Fernando Blanco de Lema, respectivamente. Un lugar que, sin duda, se recuerda con emoción.