De los números a la pizarra: por qué ya no quedan profesores de matemáticas
La docencia en España presenta desde hace unos años una problemática, hasta hace poco desconocida, pero que ya resuena por los pasillos de toda la comunidad educativa. Se trata de la escasez de docentes, especialmente en el área de matemáticas.
De hecho, en 2023, según el Informe Mundial sobre el Personal Docente, más de 700 plazas de profesorado de Matemáticas quedaron sin cubrir en España, un reflejo de la precariedad y la desatención que afecta al sector. Además, más del 20% de los docentes trabajan con contratos temporales, una cifra que se dispara entre los menores de 30 años, generando una sensación de inestabilidad que afecta no solo a su carrera, sino también a su bienestar.
Esta situación, a la que nadie parece saber cómo ponerle remedio, se agrava día a día, y es motivo de preocupación para todo el sector, porque, sin profesores, o con profesores sobresaturados, la educación entra en quiebra y los primeros afectados son los alumnos.
En gran medida, la situación actual tiene su origen en un factor determinante: la falta de inversión y de recursos económicos destinados a la educación. Hasta hace poco, los estudiantes universitarios de matemáticas tenían salidas laborales bastante limitadas, como la docencia o la investigación. Sin embargo, la realidad ha cambiado significativamente. Desde business analytics hasta perfiles dedicados a la inteligencia artificial, en un mundo regido por la tecnología y los algoritmos, las oportunidades son casi infinitas… y eso lo saben las empresas.
Lo más común es que las multinacionales recluten a estudiantes de matemáticas cuando están llegando al final de sus estudios, ofreciéndoles oportunidades profesionales y personales con las que la docencia no puede competir: un gran salario.
Es comprensible que muchos prefieran un camino más rentable que la enseñanza. El problema surge cuando esta libre elección se hace norma, hecho que evidencia la carencia estructural con la que muchos de ellos se topan y hace que la educación entre en colapso.
La escasez de docentes de matemáticas no se reduce únicamente a la falta de vocación; refleja, en gran medida, un modelo educativo que no se adapta a las nuevas realidades del mercado laboral. Mientras las empresas tecnológicas ofrecen carreras atractivas y bien remuneradas para los matemáticos, la enseñanza sigue funcionando bajo esquemas tradicionales que no contemplan la flexibilidad, la formación práctica continua ni los incentivos adecuados.
Así, incluso aquellos que deciden ejercer como docentes se enfrentan a un sistema que no garantiza que lleguen suficientemente preparados a las aulas, con escasa experiencia práctica y pocas oportunidades de desarrollo profesional. En consecuencia, la docencia se convierte en un camino arriesgado y poco motivador, y la educación de los jóvenes queda atrapada en un círculo en el que la formación de calidad depende de quienes, a menudo, llegan con recursos limitados para enseñar.
Frente a este escenario, parte de la solución pasa por un cambio de enfoque radical: formar a los futuros profesores desde dentro, del mismo modo que se hace con los alumnos. Si se estableciera un método unificado y sólido para preparar a los docentes, España podría encabezar una revolución en la formación del profesorado y avanzar como un país que apuesta decididamente por la educación integral.
De lo contrario, corremos el riesgo de que, en plena era de la inteligencia artificial, los docentes de matemáticas terminen siendo los peor formados de la historia, desperdiciando así una oportunidad histórica de transformar y fortalecer nuestro sistema educativo.
El reto es mayúsculo, generacional, y su solución debe partir del reconocimiento del problema y sus causas. Ha quedado constatado que existe una falta de profesores, especialmente de matemáticas, sabemos las razones que hay detrás de ello, ahora es momento de tomar medidas ambiciosas que pongan al docente en el centro. De lo contrario, esta situación terminará repercutiendo directamente en la calidad de la educación que reciben nuestros alumnos.