El “síndrome del turista eterno”: el desafío invisible de los inmigrantes regularizados en España
España se ha consolidado como uno de los principales destinos europeos para quienes buscan nuevas oportunidades y calidad de vida. Según datos del Ministerio del Interior, más de 54 000 personas ingresaron al país de forma irregular entre enero y noviembre de 2024, lo que representa un aumento del 15,8 % respecto al año anterior. En paralelo, la nueva Ley de Extranjería, que prevé la regularización de unos 300 000 inmigrantes al año hasta 2027, marca un paso decisivo hacia una política migratoria más inclusiva.
Sin embargo, una vez obtenida la documentación —ya sea un visado, permiso de residencia o incluso la nacionalidad europea— muchos inmigrantes descubren un nuevo obstáculo: la sensación persistente de no pertenecer completamente a ningún lugar. Este fenómeno, conocido como el “síndrome del turista eterno”, refleja una dimensión más profunda del proceso migratorio: la pérdida de pertenencia tanto en el país de origen como en el de destino.
“La regularización es solo el primer paso. El verdadero reto comienza después: integrarse, entender los códigos culturales y reconstruir una red de apoyo en un entorno nuevo”, explica Camila Bruckschen, directora general de CB Asesoría, despacho especializado en derecho migratorio e integración de extranjeros.
Bruckschen asegura que muchos de sus clientes expresan un doble desarraigo:
“Dejan de sentirse parte de su país de origen, pero tampoco logran sentirse completamente adoptados por el país de acogida. Eso genera un patrón de ‘ida y vuelta’, en el que algunos pasan temporadas en ambos lugares, buscando ese equilibrio emocional y cultural que parece inalcanzable”.
La propia abogada reconoce sentirse parte de ese proceso de transformación:
“Después de 15 días en Brasil, ya siento que no pertenezco más allí. Y aunque soy inmigrante, hoy me siento más en casa en España que en mi país natal. Es una transformación profunda que cambia la manera de entender lo que es ‘hogar’”.
Aun con sus retos, España ofrece un entorno fértil para el crecimiento personal y profesional.
“Aquí hay oportunidades, diversidad cultural e infraestructura. En el interior de Brasil era raro escuchar otros idiomas o encontrar restaurantes internacionales; en cambio, en España hay una riqueza cultural que te conecta con el mundo. Es un país que te permite crecer, aunque la adaptación no siempre sea sencilla”, añade Bruckschen.
Los expertos coinciden en que la integración real debe ir más allá de los trámites legales, incorporando políticas de educación intercultural, reconocimiento profesional, inserción laboral y lucha contra la discriminación. Según Eurostat, España alberga a más de 6,4 millones de residentes extranjeros, lo que equivale al 13 % de la población total. La gestión de esta diversidad, sostienen, requiere tanto la acción del Estado como la implicación de entidades privadas que acompañen al inmigrante en su proceso de adaptación.
Con sede en Madrid y presencia en toda España, CB Asesoría se ha consolidado como un referente en ciudadanía, visados y nacionalidad. Más que un despacho jurídico, se define como una red de apoyo y acogida.
“Nuestro compromiso no es solo legal, sino también humano. Queremos que cada persona encuentre estabilidad, dignidad y, sobre todo, un lugar donde pueda volver a sentirse en casa”, concluye Bruckschen.