40 años de leyenda en el mar: el Trofeo Príncipe de Asturias, una regata con alma marinera

Con el Trofeo Príncipe de Asturias en la mano, José Luis Álvarez, presidente del Monte Real Club de Yates, celebra el 40º aniversario de una regata que ha marcado su vida y la de miles de aficionados.
40 años de historia y pasión en el mar. José Luis Álvarez, presidente del Monte Real Club de Yates, ha repasado la trayectoria del Trofeo Príncipe de Asturias, destacando las claves del éxito de una regata que se mantiene fiel a su esencia: deporte, tradición y valores humanos.

 En un rincón privilegiado de las Rías Baixas, donde el mar se funde con la historia y la tradición, el Trofeo Príncipe de Asturias celebra su cuadragésima edición. Cuatro décadas de velas izadas, emociones a flor de piel y una esencia inalterable que ha convertido a esta regata en una de las citas más emblemáticas del panorama náutico español. Para conmemorar esta efeméride, hemos conversado con José Luis Álvarez, presidente del Monte Real Club de Yates, organizador de la prueba. Su voz, cargada de nostalgia y orgullo, nos guía a través del pasado, presente y futuro de este evento que ha sabido navegar contra viento y marea, manteniéndose fiel a sus orígenes.


 

Un viaje al corazón del Trofeo

 

“Cuarenta años consecutivos son muchos años”, reflexiona Álvarez con una sonrisa. “Nos ha hecho a todos mayores”. Para el presidente del Monte Real, esta cifra redonda va más allá de un simple número; es un compendio de momentos vividos con intensidad, de la labor de innumerables personas y de un profundo sentimiento de pertenencia a un club que ha hecho historia. “El trabajo de tanta gente… es lo que nos ha permitido llegar hasta aquí, y hace que uno sienta el orgullo de pertenecer al Monte Real”.

Al rememorar los momentos más emblemáticos de la regata, Álvarez se detiene en una imagen que se ha quedado grabada en su memoria: la llegada del Príncipe Felipe como alumno de la Escuela Naval, que poco después, ya a la caña del Aifos, se lanzó a competir. “Con la Escuela Naval a nuestro lado supe que tendríamos una regata importante y para muchos años, y parece que en ese camino seguimos navegando”, afirma, destacando la estrecha e inquebrantable relación entre ambas instituciones. Otro recuerdo imborrable es la edición de 2020, marcada por la incertidumbre de la pandemia. El equipo directivo, contra todo pronóstico, decidió seguir adelante con la prueba, viéndola como una válvula de escape ante tanta presión emocional. La apuesta fue un éxito, y Álvarez reconoce la inestimable colaboración de los participantes, cuya comprensión fue clave para superar el desafío.


 

La fórmula del éxito: tradición e innovación

 

En un mundo de cambios constantes, el Trofeo Príncipe de Asturias ha sabido mantener una fórmula que funciona. “Los ingredientes siguen siendo los mismos que han hecho que sea un éxito hasta ahora y que lo vaya a seguir siendo en el futuro”, asegura Álvarez. La regata no es solo competición, sino también un evento social que fusiona la adrenalina en el agua con un ambiente festivo y de camaradería en tierra. “Son días de esfuerzo y emoción en los campos de regatas, en un entorno fantástico como las Rías Baixas”, explica, añadiendo que la atmósfera en el club invita a todo el mundo a querer regresar.

El papel de los patrocinadores es, según el presidente, “un papel fundamental”. Sin el apoyo de empresas como ABANCA, Gestilar o Terras Gauda, y de instituciones como la Xunta de Galicia y la Diputación de Pontevedra, la organización de un evento de esta magnitud sería imposible. Álvarez subraya la importancia de esta colaboración público-privada, que no solo sustenta la regata, sino que también la convierte en una poderosa carta de presentación de Galicia a nivel nacional e internacional.


 

Más allá de la victoria: el espíritu deportivo y la inclusión

 

Ante la pregunta de si tiene algún favorito para esta edición, el presidente del Monte Real prefiere no arriesgarse: “No suelo hacer pronósticos porque acertar en una competición de esta naturaleza no es fácil”. En un deporte con tantas variables, lo único que puede asegurar es que cada equipo dará lo mejor de sí para alzarse con el trofeo. Sin embargo, hay algo que sí le produce una satisfacción especial: ver a los alumnos de la Escuela de Vela Adaptada para personas con diversidad funcional navegando en el Príncipe de Asturias. Es un recordatorio de que, más allá de la competitividad, el deporte también es un motor de inclusión y superación.

Mirando hacia el futuro, Álvarez se imagina el Trofeo dentro de 40 años tal como es hoy: “un encuentro de grandes regatistas y amigos que disfrutan de un deporte de equipo muy competitivo, con grandes valores”. Su confianza en el porvenir de la regata se basa en un pilar fundamental: el capital humano del Monte Real. “El Trofeo, con la Escuela Naval Militar como compañera de viaje, y con la capacidad y experiencia organizativa del Monte Real, seguirá siendo todo un éxito en el futuro”, afirma con convicción. En su visión, el alma del Príncipe de Asturias reside en el compromiso y la pasión de las personas que lo hacen posible. Son ellos, sin duda alguna, los verdaderos artífices de esta leyenda de 40 años en el mar.