Santeiro: El Legado de un Músico Inolvidable en el Baixo Miño

Santeiro de joven con su acordeón.
Manuel Estévez recuerda a Santeiro, el músico de A Guarda que marcó la vida cultural del Baixo Miño. Su trayectoria, desde la "Charanga do Tío Remigio" hasta la fundación de varios conjuntos, lo convirtió en una figura inolvidable en la comarca.

A Cruz (Salcidos), A Guarda, vio nacer el 18 de julio de 1923 a un hombre que dejaría una huella imborrable en la música del Baixo Miño: Santeiro, conocido así por todos. El menor de ocho hermanos, compaginó desde niño el trabajo en el campo con el aprendizaje, pasando por las escuelas de la Tía Ramona y el Tío Manuel.

Su pasión por la música se encendió pronto. En 1933, con solo diez años, comenzó sus clases de solfeo con D. Alfonso Ulloa y Manuel Álvarez. A los 12, se unió a la "Charanga do Tío Remigio" con una trompeta que su padre compró con gran esfuerzo. Su talento lo llevó a formar parte de la prestigiosa Banda de Música de Tabagón en 1941, bajo la dirección del maestro Pablo Piedra González.

A lo largo de su carrera, Santeiro no solo tocó en bandas, sino que también formó parte de orquestas como "La Palomita" (1940) y "Tino Jazz" (1948), demostrando su versatilidad. En 1944, se casó con Adelaida Melón Fernández y juntos tuvieron siete hijos, dos de los cuales, José Luis y Antonio, heredaron su amor por la música, acompañándolo en diversos grupos de la comarca.


 

Un Artista Incansable y Polifacético

 

En 1955, su espíritu inquieto lo llevó a liderar la comparsa La Estudiantina, un proyecto que se convirtió en un éxito rotundo y fue contratado para actuar en los carnavales y festivales de la época. Años más tarde, con la desaparición de la Banda de Tabagón y la Orquesta Dandy, Santeiro no se detuvo.

En 1966, con sus hijos, fundó el conjunto "Los Témpores". Ese mismo año, fue invitado a unirse a la Banda de Música de Mougás, donde se reencontró con antiguos compañeros de Tabagón. Su última gran etapa musical la vivió con el conjunto Dominante, que formó en 1977 junto a José Merino, Alsirio Fernández y Luciano Durán, para amenizar conciertos y bodas durante seis años.

Santeiro no fue solo un músico; fue una pieza clave en la vida cultural del Baixo Miño. Su legado perdura en la memoria de quienes lo conocieron y en la música que tanto amó. Un verdadero maestro que, con su trompeta, puso banda sonora a la vida de toda una comarca.